SULTAN
Tras la marcha de Zambra mi hermana y yo rogamos encarecidamente la llegada de un nuevo perro a mi casa. Mi madre aun no se veía preparada para tener una mascota.
Un día mi padre llamo por teléfono a casa ( el vive en otra ciudad ), y estuvimso hablando y me dijo que tenia una sorpresa para nosotras, lo primero que le dije fue, ¡¡ TIENES UN PERRO !!, a lo que de inmediato me afirmo y yo me volví a sentir tan feliz ¡¡ un nuevo miembro mas de mi familia !!
Al mes mi padre viajó a por nosotras para llevarnos el verano hacia donde el vive, le pedi que se trajese al perro al principio se negó pero insistimos tanto, que se lo trajo.
Al mes mi padre viajó a por nosotras para llevarnos el verano hacia donde el vive, le pedi que se trajese al perro al principio se negó pero insistimos tanto, que se lo trajo.
Cuando sonó el telefonillo del portero, bajé corriendo de un tercero ( antes de que se me adelantase el ascensor ) y lo conseguí, ahi estaba el, girando su cabeza y moviendo el rabo hacia las escaleras en las que yo descendía rapidamente. Dios que perro tan ... espectacular...
Sultán era un Basset hound de pura raza, su historia es algo triste, llegó a manos de mi padre porque un cazador ya no lo quería , no le servia para la caza, y había amenazado con pegarle un tiro al animal y mi padre decidió adoptarlo con 3 años de edad. Él era un perro especial, nunca habia visto a esta raza antes, muy tranquilo y testarudo, pesado y cabezon, pero ante todo un buen perro, un perro noble, yo le buscaba para jugar pero el siempre dormia. Siempre ibamos mi hermana y yo con mi padre a pasearlo; mi padre siempre lo soltaba en el parque y al final Sultán se dejaba guiar por su olfato tantiiisimo que se despistaba y se alejaba, al fin y al cabo era un sabueso.
Sultán era un Basset hound de pura raza, su historia es algo triste, llegó a manos de mi padre porque un cazador ya no lo quería , no le servia para la caza, y había amenazado con pegarle un tiro al animal y mi padre decidió adoptarlo con 3 años de edad. Él era un perro especial, nunca habia visto a esta raza antes, muy tranquilo y testarudo, pesado y cabezon, pero ante todo un buen perro, un perro noble, yo le buscaba para jugar pero el siempre dormia. Siempre ibamos mi hermana y yo con mi padre a pasearlo; mi padre siempre lo soltaba en el parque y al final Sultán se dejaba guiar por su olfato tantiiisimo que se despistaba y se alejaba, al fin y al cabo era un sabueso.
Daba tanta ternura ese animal con esa cara de tristeza absoluta, lo queria muchisimo.
Por la distancia con mi padre solo podia ver a mi pequeño hermanito en Verano, Navidad o Semana Santa, pero siempre preguntaba por el por telefono, y cada vez que llegaba a casa de mi padre lo primero que hacia era ir a buscar a mi perro, bueno en realidad no hacia falta, porque él ya estaba esperando.
Recuerdo muchas cosas de él...Ese ruidoso rabo que no sé como no se le rompía cada vez que llegaba alguien a casa porque de la emoción le pegaba unos porrazos...La verdad que nunca pudimos tener quejas con él, Sultán era la compañía de mi padre, ''su hijo mio'' era como lo llamaba, Mi padre trabajaba muchas horas, y habia dias entre semana que solo lo podía sacar muy temprano por la mañana y luego hasta la noche no regresaba a casa y era ahi cuando le daba el paseo largo, y el pobre animal, no hacia nada en casam aguantaba para no defraudar a su dueño...Sin duda era un buen perro, ya no solo por eso, si no por la gracia que tenía y la compañía que daba.
A sultán empezaron a fallarle los riñones y a sangrar al orinar; resultado: Leishmania....una putada. Para los que no sepáis lo que es la Leishmania es una enfermedad irreversible originada por la picadura de un mosquito, la cual sino se piya a tiempo puede ser y es muy probable que sea mortal para un perro. Hay tratamientos pero no Curas.
Sultán vivió hasta los 9 años con su tratamiento, no pudo aguantar mas... Y de el no me pude despedir.
Un miércoles de invierno recibí una llamada, era mi padre, él me dijo que tenía una mala noticia.
Otra vez se fue un miembro de mi familia, y de él no me pude despedir, Sultán no era mayor, no le tocaba irse, él no debía irse aún. Otro jarro de agua fria.
Sultán esperó a que mi padre llegase a la casa para morir, murió acompañado un triste viernes de invierno.
Por la mañana, cuando amanecía, Mi padre se llevo lo que quedaba de Sultán al campo donde solían frecuentar, y lo enterró bajo la sombra de un olivo.
Mi padre se volvió a quedar solo, y nosotras de nuevo con esa sensación, con ese vacio tan grande que era inevitable rellenar, porque ningun perro sustituye a otro, todos son distintos, a todos se les quiere igual pero de manera distinta al otro, a todos aprendes a amarlos con esas peculiaridades o con ese caracter. Con sus virtudes o con sus defectos... Aprendes a amarlos tal y como son, porque sino eres capaz de amar a un animal, aun perro, cuando te da todo a cambio de nada, para mí eres inhumano.
Sultán, mi vida, te espero en el cielo de los perros.